Algunas cosas que ha escrito el hombre logran desconectarnos de lo que considerábamos la realidad y situarnos en un plano nuevo.
Dentro de esta literatura existen textos de un contenido casi hermético, hasta obras cuya simplicidad nos lleva de la mano hasta los misterios más profundos, mirados por la sabiduría inocente del niño.
El Tao Teh King, es una de estas joyas de lo simple. Con 2.500 años de antigüedad, el Tao se atribuye a Lao Tze. Según las difusas fuentes que nos entregan referencias de este sabio, Lao Tze vivía en la corte entregando sus apreciaciones a la nobleza, hasta que dejó todo y se fue caminando, dejando este escrito como legado.
Considerado la esencia desde la que parte el taoísmo, una corriente más que religiosa, metafísica, el Tao Teh King invita a vivir la vida con una simpleza que no se relaciona con privación, al contrario, habla de sentirnos plenos en la vida como celebración, conectados con la naturaleza, y aún más, siendo ella misma en acción.
Desde esta idea principal surge el concepto del no hacer, no dejarse llevar por el movimiento de lo externo, más que bien partir las acciones desde un sentido interior, que está estrechamente vinculado con una fuerza universal. Esto se considerado ser uno con el camino, donde vida y ser son uno.
La invitación es sumergirse en este texto maravilloso y jugar a abrirlo en cualquiera de sus páginas, al azar, y ver que mensaje nos tiene para cada ocasión. Otra vía de acceso al Tao Teh King es realizar una lectura lineal, aprendiendo de la descripción de los ciclos alternos de energía en la existencia, opuestos que danzan dentro y fuera de nosotros
“El que habla no sabe,
y el que sabe no habla.”
“Una habitación llena de oro y piedras preciosas
nadie la puede conservar.”
“Producir y cultivar,
producir y no poseer,
producir y no almacenar,
aumentar y no dominar.
Esta es la verdad secreta.”
